Fenómeno de El Niño: ¿qué consecuencias puede traer para Colombia?
Las lluvias fueron una constante en los últimos tres años por cuenta del prolongado fenómeno de La Niña –el primero de esta extensión que ocurre en el siglo XXI–. Sin embargo, con el final de esta fase y el aumento de la temperatura en las aguas en el océano Pacífico, la llegada de El Niño y las condiciones de sequía para el norte de Suramérica, que implica este momento de este patrón climático, son inminentes para el segundo semestre de este año.
Aunque expertos consultados por El Tiempo aclaran que aún no es posible tener un pronóstico certero sobre qué va a pasar los próximos meses y que los efectos de este fenómeno no siempre se presentan de la misma manera, estas son algunas de las posibles consecuencias que un Niño moderado o fuerte puede ocasionar en el país.
De acuerdo con Germán Poveda, profesor de la Universidad Nacional experto en ingeniería de recursos hídricos y climatología, la llegada de El Niño puede traer al territorio nacional menos lluvias, sequías, olas de calor, incendios forestales, con fuertes implicaciones sobre el suministro de agua para consumo humano, animal y agrícola.
Pero también para otros usos, como la producción de alimentos (agravando la inflación), la agricultura, la ganadería, la producción de energía hidroeléctrica, la navegación fluvial, entre otros.
Poveda también señaló que las sequías también exacerban los problemas de calidad del agua y los impactos sobre la salud humana, como las epidemias de malaria, dengue, leishmaniasis y otras enfermedades transmitidas por mosquitos.
Adicionalmente, los incendios forestales también afectan la calidad del aire, con implicaciones en la incidencia de enfermedades pulmonares y cardiorespiratorias, asma y alergias, entre otras.
Por el impacto que pueden tener todos estos efectos, expertos advierten que se deben tomar medidas tempranas. “Para mitigar un poco esas condiciones, lo primero que tenemos que hacer es ahorrar agua en los embalses, sobre todo aquellos que son para la producción de energía eléctrica”, propone el meteorólogo Emel Vega.
“En el sector agrícola también se debe mirar cuáles son las zonas más susceptibles a presentar déficit hídrico e ir analizando qué cultivos alternativos (con poca demanda de agua) se podrían proyectar, o en qué otras definitivamente se debe paralizar la actividad productiva”, plantea el profesor de la Universidad Nacional.
Cabe recordar que la última vez que el mundo experimentó este fenómeno fue entre 2014 y 2016. En ese momento Colombia tuvo que invertir 1,6 billones de pesos para prevenir y atender las emergencias que dejó la falta de lluvias y la sequía de ese evento climático.
Entre tanto, Carme Huguet, profesora del Departamento de Geociencias de la Universidad de los Andes, coincide con sus colegas y agrega: "Los efectos de El Niño se suelen prolongar dos años y son más fuerte durante la fase inicial de diciembre-febrero, y más débiles durante marzo-mayo. Por ejemplo, El Niño del 2015-2016 tuvo un impacto significativo en la producción agrícola, empleo rural, los ingresos de los hogares y el acceso a los alimentos, lo que afecta principalmente a poblaciones vulnerables".
Y agrega: "Además de estos impactos primarios tenemos consecuencias secundarias como por ejemplo un aumento de las enfermedades tropicales como el dengue o la leishmaniasis. Asimismo, también se observa un incremento de los incendios asociado a la sequía".
De acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, llegado el caso de una activación del Fenómeno de El Niño en el país, según antecedentes frente al escenario de riesgo, en Colombia se pueden activar fenómenos hidrometeorológicos como sequía, desabastecimiento hídrico, incendios forestales, entre otros fenómenos amenazantes, que pueden poner en riesgo a los ecosistemas y la dinámica socioeconómica en especial en las regiones de Caribe, Andina y norte del Pacífico.
Fuente: EL TIEMPO